La democracia real colombiana parece presa de males quizá mayores que los que se ven en otras latitudes. Tenemos la enorme dificultad para manejar de manera tranquila, ordenada y estable nuestras diferencias.
Por Gonzalo Sánchez. También en América Latina, y en Colombia en particular, estos discursos del odio y el miedo se han instalado de manera preocupante en la práctica política.
Por Antonio Caballero. La participación en política electoral de quienes dejan las armas no es una concesión a sus exigencias: es la base misma de la democracia burguesa y formal desde que se inventó.
A pesar de todo lo que se diga en contra del muro de Berlín, como eso de que de un lado estaba el paraíso y del otro el infierno, él tiene un encanto, en su infierno se esconde la utopía truncada.